Raimundo Pérez, Melesio Peña, Vito Epíscopo, Enrique Delgado, Marta Vico, Miguel Moreno, Leandro García, Luis Aribayos y Antonio Naranjo, en la sede de la CGE. |
Aprovechan todas las sinergias de compartir un inmueble común y se ahorran alquileres que eran disparatados.
El estallido de la crisis económica allá por los últimos meses de 2007 junto con la persistencia y dureza de la misma en los años siguientes, han tenido consecuencias para el tejido empresarial granadino más allá de las que puntualmente han aparecido en los medios de comunicación. Si dejamos de lado -que no es poco- la quiebra de empresas y la pérdida de decenas de miles de puestos de trabajo, otra de las repercusiones ha sido la reagrupación y reorganización de las distintas federaciones y asociaciones patronales existentes en la provincia. Si en años de bonanza contaban con infraestructuras propias para desarrollar los servicios que necesitaban sus empresas, desde 2008 se han visto forzadas a buscar nuevos modelos de gestión, más acordes con los tiempos que corren y con la necesidad imperiosa de reducir gastos.
Una de las fórmulas que mayor éxito ha tenido entre estas organizaciones empresariales ha sido la de buscar ‘refugio’ en casa de su hermana mayor: la Confederación Granadina de Empresarios (CGE). Las modernas instalaciones con que esta patronal de patronales cuenta en Granada, el edificio ubicado en la calle Maestro Montero, ha permitido que en los últimos años se instalaran en el mismo nueve federaciones y asociaciones sectoriales y otra más ultima la decisión de hacerlo. La mudanza de unas y otras hasta la sede de la CGE ha sido progresiva y ha supuesto, necesariamente, sacrificar espacios mayores, abandonar las que fueran durante muchos años -en algunos casos varias décadas- sus propias ‘casas’. El proceso se ha hecho sin ruido, sin llamar la atención, pues lo que unas y otras buscaban era ser operativas a menor coste.
Este proceso en realidad lo que revela es la vuelta a los orígenes. Es decir, a los años en los que la sede de la Confederación se encontraba en la Gran Vía y en la misma tenían sus despachos las asociaciones sectoriales. Si no todas las existentes, si al menos una buena parte de ellas.
Infaoliva, Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE), Asociación Granadina de Industrias de la Alimentación (AGIA), Asociación Clúster Granada Plaza Tecnológica y Biotecnológica (On Granada), Asociación de Centros de Formación de Granada (AGAP), Federación Provincial de Comercio (FPC), Asociación de Empresarios de la Madera (AEM), Asociación Provincial de Centros de Enseñanza (APCE-CECE) y Asociación de Profesionales de la Fotografía e Imagen de Granada y Provincia (Agrafi), son las entidades que funcionan desde la ‘casa madre’ y que han optado por este modelo. Tiene menos ‘glamour’ que el anterior, pero resulta más operativo y les ofrece un ahorro importante de dinero cada año. Desde la CGE se confía en que una federación tan destacada como es la de Empresas de Hostelería y Turismo de Granada se decida finalmente a trasladar también sus despachos a la casa de la patronal. «Tenemos fundadas esperanzas en que tomen esa decisión», afirma Luis Aribayos, secretario general de la CGE y la persona que lleva el día a día del funcionamiento interno de la ‘casa de los empresarios’.
Servicios
Para decidir dar el salto desde sus respectivas sedes a la de la CGE, el impulso inicial lo tomaron asociaciones y federaciones por la incidencia de la crisis económica, como queda dicho. El ahorro de costes, fundamentalmente el alquiler de pisos y locales, era el punto de partida y más esencial, pero también tuvieron en cuenta otras cuestiones, como la propia mejora de imagen; la prioridad en el uso de instalaciones de la CGE, como es el salón de actos, las aulas de formación y las salas de reuniones; la creación de sinergias de trabajo y mejor colaboración entre cada una de ellas y las restantes, así como con la patronal provincial; y, finalmente, una mayor eficacia en la prestación de servicios a sus asociados, al estar integradas todas ellas en un mismo espacio en común. Y un detalle que hay que añadir: la posibilidad de que sus asociados puedan aparcar en el recinto empresarial, algo que agradecen sin excepción.
Basta recorrer todas y cada una de las pequeñas oficinas que ocupan cada una de las federaciones y asociaciones empresariales en el inmueble de la CGE para apreciar que la operatividad marca sus presencia. En pocos metros cuadrados disponen de todos los servicios telemáticos que necesitan, de asesoramiento a golpe de un click o de una llamada telefónica interna, de documentación e información de los distintos boletines de las administraciones públicas… y así hasta un buen número de posibilidades más.
No es de extrañar, por tanto, que los presidentes, gerentes y secretarios coincidan en señalar que las ventajas de trabajar en la sede de la CGE superan con mucho a los hándicaps que pudiera conllevar. Cada uno de ellos pone la atención en algún aspecto concreto. Todos coinciden en que la decisión que tomaron en su momento era la más acertada de las posibles.
Para Enrique Delgado, gerente de Infaoliva, la dispersión «que teníamos no era buena» y la estructura de servicios que ofrece la CGE es «magnífica» y «muy operativa». Sin embargo, Delgado se muestra muy crítico con la duplicidad que supone que CGE y Cámara de Comercio ofrezcan un modelo similar a las empresas granadinas, provocando a su vez roces no deseables entre ambas organizaciones.
Miguel Moreno, secretario de la FPC, califica la experiencia como «muy positiva pese a que llevamos aquí tan solo un mes». Añade que entre las ventajas se encuentra que no hay pérdida alguna de identidad, «no hay injerencias por la CGE».
De dos veteranos gestores a uno mucho más joven. Melesio Peña, presidente de AJE, centra en tres aspectos las ventajas que ofrece la Confederación: movilidad, fuerza y colaboración. «Trabajar aquí supone un punto de partida potente para empresarios jóvenes, que luchan por sacar adelante sus negocios; desde nuestra asociación podemos ser mucho más efectivos con ellos», afirma al ser preguntado.
La otra cara de la misma moneda la ofrece Leandro García, veterano profesional del mundo de la enseñanza y presidente de la AGAP. Opina por su parte que el modelo de trabajar en una sede común es «extrapolable a otras organizaciones, pues poco se imaginan el ahorro de esfuerzos que supone estar aquí».
Evolución
Para Marta Vico, secretaria de Agrafi, la experiencia es igualmente enriquecedora y representa la evolución. Es otra de las asociaciones que llevan poco tiempo en la casa de la patronal, solo un mes, pero considera que es tiempo más que suficiente para «empezar a sacar partido a estas instalaciones y a los medios que nos ofrece la Confederación».
Desde la experiencia de quien lleva ya muchos años al frente de la asociación AGIA, como es Raimundo Pérez, la colaboración con otras organizaciones es uno de los aspectos más destacables. «El paso que dimos hace 30 años no fue el correcto, nos independizamos de la vieja sede de la Confederación y ahora toca volver, es lo correcto», dice.
Vito Epíscopo enfoca la cuestión desde una óptica muy diferente pues su organización, cuya marca es On Granada, nació en el seno de la CGE. «Somos beneficiarios desde un principio de estas infraestructuras, de las bondades que suponen sinergias compartidas, de los convenios con otras asociaciones», enfatiza.
Finalmente es Antonio Naranjo, presidente de AGAP, quien se pronuncia. «A nosotros nos ha significado más el contacto con otras organizaciones empresariales que el ahorro económico», señala en la mesa que han compartido los participantes.
Fuente: Ideal