La Universidad de Granada está por encima de la media nacional en impacto de su producción científica situándose séptima de España
La Universidad de Granada mantiene su liderazgo regional en cuanto a la producción científica, apuntala la tendencia al alza en cuanto al número de documentos publicados en revistas académicas de calidad y desbanca a Córdoba como mejor universidad pública andaluza en excelencia. Además, el impacto de esos trabajos se coloca por encima de la media nacional, con lo que la UGR ‘tira del carro’ andaluz en materia de investigación.
La clasificación elaborada por SCImago Research Group analiza la aportación científica de las universidades e instituciones de educación superior del ámbito iberoamericano durante los años de 2008 a 2012. Los datos recogidos en ese periodo destacan que la producción científica en la UGR se disparó con respecto al primer balance, hecho público en 2009 con datos del periodo 2003-2007. De 7.571 trabajos se ha pasado a publicar 11.672, lo que supone un 35,2% más de documentos en revistas académicas.
La UGR -que ha mantenido a lo largo de estos años la séptima plaza a nivel nacional y está entre las 17 mejores a nivel iberoamericano- también ha avanzado a lo largo del periodo analizado en la colaboración internacional con instituciones de fuera del país y en las publicaciones de alta calidad, definidas en el informe como los documentos recogidos en las revistas académicas de más influencia del mundo. Estos dos apartados crecen notablemente con respecto al balance del año anterior. Así, en el porcentaje de colaboración internacional se ha mejorado en un año casi dos puntos (de 39,1% a 40,9%), mientras que en publicaciones de alta calidad se ha calculado un porcentaje de 48,7% en el informe de 2014, mientras que el año pasado era de 45,3%, lo que supone un incremento de 3,4 puntos.
En cuanto al resto de parámetros destinados a medir excelencia de ese trabajo investigador los datos indican que la de Granada se coloca como universidad líder en Andalucía y supera incluso la media nacional, a pesar de que los indicadores son ligeramente peores que en años anteriores. La ratio de excelencia -definida como la cantidad de producción científica que está dentro del 10% de los trabajos más citados dentro de su campo- desciende sensiblemente (13,2%, mientras que el año anterior fue de 13,6%). El liderazgo científico -o lo que es lo mismo, trabajos en los que la UGR figura como principal contribuidor- también cae (59,7% por 61,6% de 2013). En la excelencia con liderazgo -que cruza los dos valores anteriores, documentos más citados en los que la Universidad de Granada figure como principal responsable- evidentemente se resiente y desciende a su nivel más bajo desde que se publica el informe SCImago (6,7, mientras que el pasado año era de 7,5).
Pese a las dificultades, la UGR avanza notablemente en impacto normalizado desde que comenzó a publicarse el ranking SCImago, sobre todo si se compara con el resto de instituciones andaluzas. Si en la primera edición la Universidad de Córdoba era líder andaluz con un 1,17 de impacto y Granada se colocaba quinta con 1,06 -en medio, Sevilla, con un 1,09, Huelva, con 1,17, y la Pablo de Olavide, con 1,18-, en la publicación de este año la UGR avanza hasta en impacto normalizado hasta el primer lugar (1,32), mientras que Córdoba es segunda (1,21) y Sevilla mantiene un 1,13 que coloca a la Hispalense por detrás de Jaén (1,17) y empatada con la UPO.
Tras la publicación de los datos, el profesor Félix de Moya, investigador principal del Grupo SCImago, valora que la Universidad de Granada ha mantenido «el primer puesto dentro de Andalucía» en la clasificación y, es más, destaca su crecimiento a un ritmo superior que la Universidad de Sevilla, institución similar a la granadina en tamaño, y por lo tanto en producción de investigaciones. «En el caso de la UGR, la universidad más productiva es además la que tiene mejores resultados de impacto», destaca el investigador, que añade que Granada escapa, en parte, de una de las consecuencias que tiene la crisis en el terreno de la producción científica: se produce más, pero baja la calidad.
Así, cuando se analiza el impacto de los trabajos que salen de las facultades y centros de la UGR, se observa que la granadina (1,3) está por encima de la media nacional (1,1), con lo que se reafirma en el liderazgo regional y se asienta entre las siete primeras instituciones españolas por sexto año consecutivo.
¿Cuánto costaría mejorar en la clasificación? ¿Es factible? Para De Moya la respuesta es clara. «Costaría mucho». «La Universidad de Granada es muy grande, con más de 11.000 trabajos publicados». «Subir una décima requiere una cantidad importante de recursos y ahora lo que se encuentran las universidades son muchas dificultades».
Para el profesor De Moya es «destacable» que en la UGR crezca la producción y que «se mantenga» el impacto de años atrás, aunque reconoce que una y otro no van al mismo paso por la crisis. La falta de recursos «no tiene que bajar la producción, se puede mantener. Lo que pasa es que es de menor impacto». Así, la merma de recursos «afecta a la excelencia».
Eso es lo que ha ocurrido a nivel nacional. Las universidades españolas han aumentado su producción científica durante los años de la crisis (2008-2012), si bien, el nivel de excelencia ha descendido. De acuerdo con el ranking SCImago, que mide los artículos, revisiones, y cartas publicadas en revistas especializadas de impacto, el centro más prolijo ha sido la Universitat de Barcelona, con 18.563 documentos publicados y un impacto de 1,5 (la media española, como ya se ha mencionado, es de 1,1).
Este porcentaje expresa las relaciones entre el impacto científico medio de una institución y el conjunto del promedio mundial con una puntuación de 1.
Es decir, una puntuación de 0,8 significa que la institución es citada un 20% por debajo del promedio mundial y un valor de 1,5 significa que la institución es citada un 55% superior a la media.
El segundo puesto de la clasificación lo ocupa ahora la Universidad Autónoma de Barcelona, con 15.961 publicaciones, que ha desbancando a la Universidad Complutense de Madrid (15.610). Según Félix de Moya, entre 2008 y 2012, se nota el «descenso de la aportación de las empresas» a la universidad, es decir, que no solo ha descendido el nivel de financiación pública sino también la colaboración privada. De hecho, hay que bajar al puesto 18 para encontrar una universidad privada, la de Navarra, lo que indica que en tiempos de crisis investigar se convierte en un lujo para estos centros cuyos ingresos dependen en gran medida del número de alumnos.
Por comunidades, destaca la concentración de la actividad investigadora en los centros de Educación Superior de Madrid y Cataluña, seguidos, en menor medida, de los de Valencia y Andalucía.